Le he robado sonrisas a la tristeza, he pasado tardes enteras gritándole a mis culpas, a mis errores.

Le he robado sonrisas a la tristeza, he pasado tardes enteras gritándole a mis culpas, a mis errores. He bebido los licores de la más absoluta felicidad y también me han aplastado los miedos de la infancia; aunque más que miedos yo los llamaría recuerdos y añoranza. He querido y he amado. He llorado por ello, aunque no me arrepiento; he vivido al máximo. Nunca fui capaz de superar mi rencor por el daño recibido de algunas personas, he pedido perdón, he hecho cosas irreparables, nunca he mentido por un beso y he dicho la verdad aún sabiendo que así lo perdería todo. He tanteado con mi mano el camino de tu espalda encontrando el tiempo perdido, que sabes que es más largo que dos años. Fui capaz de atrasar los calendarios, los relojes y hasta los latidos de tu corazón. He subido a trenes sin destino, me he dormido en ellos y he acabado, por suerte, despertándome en mi parada. He hecho muchísimas cosas por muchas personas, hice un mundo a tu medida sin esperar nada a cambio. Me conozco de memoria tus cosquillas, me han engañado, nunca he sido infiel y espero que tampoco lo hayan sido conmigo. He dado hasta vaciarme, he firmado 900 despedidas, he probado la anestesia, he sido cobarde y valiente, he pensado que no valía para escribir, pues a veces la imaginación me abandona y no vuelve hasta pasados días. He escuchado a los árboles, he pedido deseos hasta a las nubes, me he hecho la dormida y he probado la gloria tras darlo todo por perdido. Me he gastado mucho dinero en cosas innecesarias, me han roto el corazón y también he hecho mucho daño. Me he perdido en Sevilla, en Cádiz y he visto el amor con estos ojos, he hecho caso a mi cabeza y a mi corazón. Te he querido y te quiero. Y esa es la mayor recompensa a todo lo que he hecho.