La carta que quizás nunca llegará a su destino.

Saltaré,saltaré hasta consumirme para intenta cazar al sol con las manos en la masa.

Reiré,jugaré a pillar el arcoiris como en los viejos tiempos,me acostaré en el suelo a mirar las estrellas y a imaginar por un momento que tu eres cada una de ellas.

Dibujaré notas,notas en las que podré dormirme,escuchando su dulce melodía.

Correré por la playa,chapotearé en el mar,haré que me ahogo para ver si aparece ese príncipe azul que te rescata de los apuros.

Lloraré hasta quedarme sin lágrimas,pateando con los pies la cama,temblando y con cuatro mantas que no me hacen efecto.

Seguiré soñando con aquel día,con tu piel,con las huellas que me dejaste marcadas en lo más profundo de mi ser.

Pero hoy te digo adiós,por que necesito ser sin ti.

Te llevaba siempre la razón,todo lo que tu decías era verdad,pero hoy no.

Hoy me quemo entre las sábanas de mi cama estrujándome el cerebro para encontrar una salida,esa que tu me obstaculizaste para que me quedará ahí por siempre atrapada.

Ya no necesito tus falsas sonrisas,tu aterciopelada mirada de cachorro,y tus pésimos amares.

Hoy lo que necesito es disfrutar de la vida,que son cuatro días y medio cuarto de el quinto.

Espero que te vaya bien,que te alegres,y que te busques a otra,por que esta gilipollas se larga.

La brisa intenta llevarse mis recuerdos de un pequeño cajón en el que nada es imposible,en el que tu eres tu mismo,es frágil,sólido,limpio,cristalino,y llora cuando menos te lo esperas,pero después da un brinco y se ánima.

Está carta te llegará algún día,y espero que ese sea tarde,pero pronto no.

Creía en ti,pero me hiciste dudar por un instante,cuando el mundo oscureció al amanecer en vez de alumbrar la fría mañana.

De tu querida,simplemente odiosa o como quieras llamarme después de leer esto

                                                                                                                                     Jace.